EL BAÑO EN LA ANTIGUA ROMA


La estética y el cuidado  personal han tenido una gran importancia a lo largo de la historia.  Conscientes de la necesidad de cuidar el cuerpo los romanos pasaban  tiempo bañándose en las termas colectivas, bajo los auspicios de Higea, diosa de la salud, de cuyo nombre deriva la palabra “higiene”. 
Las termas romanas eran verdaderos palacios donde podían bañarse hasta 2.500 personas. Estos baños consistían en piscinas con agua a diferentes temperaturas. Primero se pasaba al “frigidarium”, que era un baño de agua fría, y después al “tepidarium” de agua tibia, más tarde al “caldarium”, una especie de sauna, cuando terminaban del caldarium, unos servidores se dedicaban a limpiarles el sudor y a depilarlos. Acto seguido los masajistas le distendían los músculos, y  los “unctores” los untaban con aceites perfumados.  Para terminar se cubría con su manto bien caliente y se frotaba la frente con un pañuelo de lino, para quitar el exceso de aceites. Era muy común usar el “susinun”, era un ungüento preparado a base de cañas aromáticas, miel, canela, azafrán y mirra. elparaisodelbaño.com
En la España romana el cuidado personal y la higiene estaba muy extendida.  En las villas del imperio existían termas y baños públicos, y el pueblo era consciente de la importancia de la higiene. Con la caída de imperio romano esta  costumbre se perdió.







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