El JABÓN EN LA ANTIGUEDAD

El jabón es un producto muy antiguo, tanto como la necesidad del hombre por asearse. No solo se utilizaba para la higiene personal, sino también como ungüentos que calmaban los dolores y relajaban el cuerpo. Lo que hoy llamamos jabón dista bastante del que se empleó en la antigüedad. El propósito era el mismo, el de limpiar los tejidos y la piel, pero la composición ha variado.


Nadie sabe cuándo ni dónde se realizo el primer jabón. La leyenda romana afirma que el jabón fue descubierto en la ladera del Monte Sapo, junto al rio Tiber, lugar al cual acudían los esclavos para lavar la ropa, y donde se produjo la primera reacción química de saponificación, por la cual se unió el agua de lluvia con las cenizas y las grasas procedentes de los sacrificios rituales de los animales, dando origen al jabón. Los esclavos enseguida notaron sus propiedades para limpiar, primero las manos y más tarde la ropa.

La primera fuente testimonial son unas tablillas de arcilla encontradas en la región de Sumer, antigua Mesopotamia, y data del III milenio a.c., que mencionan una mezcla consistente en hervir aceite con álcalis, potasio, soda, resinas y sal. Esta mezcla era empleada para tratar lana y piel.

Del Antiguo Egipto también hay testimonios de sustancias jabonosas o detergentes; para realizarlos empleaban la tierra de batan, natrón y altramuces machacadas.  Aparecen menciones de mezclas que se hacían con aceites y grasa para usos medicinales. Del mismo modo en Fenicia en el siglo VII a.c. hay testimonio del uso del jabón para limpiar tejidos de algodón y lana.


La civilización clásica también utilizo el jabón, a si lo atestigua el descubrimiento arqueológico de una fábrica de jabón hallado en Pompeya que data del II milenio a.c.  El testimonio de Plinio el Viejo autor del siglo I d.c. da fe de los diferentes tipos de jabones que las mujeres utilizaban para tratar sus cabellos. Este autor afirmo que quienes inventaron el jabón fueron los galos en el siglo IV a.c. Este Consistía en un fluido espumoso obtenido hirviendo aceites con el agua procedente del lavado de cenizas. Los griegos y romanos más que jabón solían emplear aceite de oliva para su aseo personal. Embadurnaban sus cuerpos con aceite de oliva y arena y después retiraban la mezcla junto con la suciedad con un raspador denominado “strigil”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario