Los
baños árabes también llamados baños turcos o hamman fueron una continuación de
los baños romanos, y se extendieron por todo el mundo islámico medieval. Se convirtieron en el centro de reunión social
y en el elemento esencial de la vida de los pueblos y ciudades.
El
baño turco es una variante húmeda de la sauna, pero relacionado con las
practicas de baño de los romanos. Era un
baño de vapor ya que no existía la inmersión, donde el agua fría o caliente se
tomaba en piscinas en las que no se podía nadar, ya que los árabes consideraban
este ejercicio innoble.
Los
Hamman disponían de tres salas, cada una de ellas tenía diferentes temperaturas
con el fin de activar la circulación de la sangre, eliminar toxinas y
tonificar:
- Sala de agua fría llamada bayt al-baryt, que era equivalente al frigidarium romano.
- Sala de agua templada o bayt al-wastani, como el tepidarium romano.
- Sala de agua caliente o bayt al-sajun: cumplía similar función al caldarium romano.
Tomar
un baño turco requiere en primer lugar relajarse, esto se realiza en el cuarto
tibio, calentado con un flujo continuo de aire caliente que permite respirar
libremente. Luego se pasa a otro aun más
caliente (conocido como cuarto caliente) antes de sumergirse en una piscina fría. Después se realiza un lavado completo de
cuerpo y a continuación un masaje, y finalmente se pasa al cuarto de
enfriamiento para la relajación.
La
sala principal de cualquier baño era la del agua templada, siendo la estancia más
grande, y donde la gente pasaba más tiempo.
En esta sala central, a la que se accedía tras pasar por la de masaje o sudoración se descansaba, se bebía, se charlaba
con los amigos y era hasta frecuente que algunos comieran o cenaran.
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